En diciembre del 2000 Thalía y Tommy Motolla se juraron amor eterno en una boda como sacada de un cuento de hadas, en la Catedral de San Patricio, en Nueva York. Y aunque la cantante aseguró casarse muy enamorada, muchas revistas del corazón y uno que otro de sus fans y reporteros malintencionados, insinuaron que ese matrimonio duraría menos de lo que canta un gallo.