Crítica de 'Increíble pero cierto', el pozo de los deseos de Quentin Dupieux
Una buena manera de disfrutar esta (ya de por sí divertida) película es imaginar a medida que avanza su trama el partido que le habrían sacado en un estudio de Hollywood a semejante premisa. Si de allí viniera 'Increíble pero cierto', estaríamos ante una pulcra fábula cómico-buenrollista a lo 'Atrapado en el tiempo' (H. Ramis, 1993) o 'Mis dobles, mi mujer y yo' (1996), también de Ramis. Claro que Quentin Dupieux es un perro verde, y si a algo se parecería este su último trabajo de haber sido concebido por otro cineasta más ‘popular dentro de lo indie’ sería a las más excéntricas, al tiempo que amargas, obras de Spike Jonze, Charlie Kauffman o, claro, su compatriota Michel Gondry.
Pero Dupieux ya no está en esa onda arty-juguetona, y si bien, como ellos, sigue orientando su otredad hacia la burla, cuando no el desprecio, hacia los manuales de guion y la dramaturgia académica, lo cierto es que sus chistes se han ido convirtiendo en Peta Zetas amargos, en disparates taciturnos sobre la ambición y el conformismo, la madurez y la juventud y, por supuesto, el patetismo masculino y femenino.
Para degustadores del cine excéntrico
FICHA TÉCNICA
Dirección: Quentin Dupieux Reparto: Alain Chabat, Léa Drucker, Anaïs Demoustier, Benoît Magimel, Stéphane Pezerat País: Francia Año: 2022 Fecha de estreno: 20–01-2023 Género: Comedia Guion: Quentin Dupieux Duración: 74 min.
Sinopsis: Conseguir vivienda hoy en día es una auténtica odisea; quizá por esto, Alain y Marie no dudan en comprar una casa que lo tiene todo, incluso un sótano con extrañas propiedades. Poco a poco, Marie se irá haciendo adicta a adentrarse en la planta baja de su nuevo hogar, mientras la pareja se debate entre compartir o mantener el secreto del lugar con sus nuevos vecinos.