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Nos espera un nuevo año a la vuelta, no de la esquina, sino de esa gran línea ferroviaria por donde circulan los más maravillosos sueños que es el cine. En este viaje, nuestro destino es el año 2023. Suban a bordo de nuestro ya tradicional calendario de FOTOGRAMAS para recordar otras locomotoras, otros trenes y otros rostros que viajaron y viajan en una primera clase llamada nostalgia.

2023: VIAJE EN TREN A LAS ESTRELLAS

Si lo pensamos, los dos inventos que fueron verdaderamente revolucionarios en los pasados siglos XVIII y XIX fueron el tren y el cinematógrafo. De hecho, el cine nace ligado a esta máquina por entonces movida por la combustión, por el vapor, en aquella mítica llegada a una estación (la estación de Ciotat) que los hermanos Auguste y Louis Lumière rodaron en 1895 y proyectaron ante un asombrado público en enero de 1896. Desde entonces, el mundo se volvió moderno y no dejó de avanzar, de progresar. La realidad y la imaginación se subieron al mismo vagón y emprendieron una viajera jornada sin fin que todavía hoy, en tiempos de trenes bala y de máquinas que desafían a la ciencia ficción, sigue fascinando a los espectadores.

Viajeros en, como dijo John Ford, caballos de hierro, a través de la imaginación, la aventura y la magia del cine en este recorrido de doce meses. Viajeras y viajeros que reconocerán a sus compañeros de compartimento en la fascinante oscuridad, no solo de un túnel, también de la sala de un cine. Instantes míticos a bordo o en los mismos trenes que nos irán llevando, hoja a hoja del calendario, hacia un destino (provisional porque el viaje seguirá mientras existan las películas, sea cual sea el transporte ferroviario por el cual circulen) que es el inminente año nuevo, el 2023.

2023… Suena a la numeración de una de las inolvidables locomotoras que siguen transitando por nuestra memoria cinéfila. Un 2023 para el cual FOTOGRAMAS les ha reservado billetes en exclusiva en compartimentos de lujo… cinematográfico.

Hace frío (es enero, por si no se habían dado cuenta ya), pero a Buster Keaton parece no importarle mientras está sentado al aire libre, con cara de Buster Keaton, entre dos vagones en una escena de ‘El rey de los cowboys’ que él mismo dirigió y protagonizó. Quizás estuviera pensando en la que sería su siguiente película, la magistral y ferroviaria ‘El maquinista de la General’.

No se podía estar en el andén de una estación esperando a subir a un tren (o tal vez a que bajara de él Fred Astaire, su pareja en este largometraje) de manera más elegante que la de Audrey Hepburn en esta instantánea de la deliciosa ‘Una cara con ángel’, de Stanley Donen. Los trenes aquel 1956 eran igual de fashion que este musical “existencialista” con romances a toda máquina.

Una joven y aspirante a actriz Marilyn Monroe, apenas habiendo dejado en el andén de su turbulenta infancia y adolescencia a Norma Jeane Baker, sonríe a bordo de un tren un año antes de subirse a uno ya de ficción como corista en ‘Billete a Tomahawk’ (Richard Sale, 1950) y diez antes de viajar a bordo del de ‘Con faldas y a lo loco’ (Billy Wilder, 1959) convertida en una estrella.

En el andén, Paul Newman, Robert Redford y Katharine Ross en ‘Dos hombres y un destino’ (G. Roy Hill, 1969).La carrera como (guapos y simpáticos) ladrones de Butch Cassidy y Sundance Kid se les ha quedado pequeña y peligrosa en Estados Unidos, así que, en compañía (los ‘Jules y Jim’ del Hollywood 60s) de una maestra deciden poner tierra (mejor dicho, vía) de por medio y viajar hacia el sur, hacia Bolivia. Uno de los westerns más taquilleros de su momento, por supuesto que con trenes.