Los aceleradores de la degeneración macular
Esta enfermedad de la vista puede impedirnos leer, distinguir las caras de las personas o conducir. Conoce los factores que la agravan y podrás ponerle remedio antes de que sea tarde
Los problemas de visión están, a menudo, asociados a la edad, por lo que en una sociedad en la que aumenta la esperanza de vida estos problemas cada vez afectan a un mayor número de personas.
La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) es ya la primera causa de pérdida de visión del mundo occidental en pacientes de más de cincuenta años. De hecho, una de cada cuatro personas (mayores) perderá la visión a causa de esta enfermedad degenerativa. Pero el deterioro podría empezar mucho antes debido a los malos hábitos de vida.
Actualmente, más de 25 millones de personas sufren esta enfermedad y cada año se les suman alrededor de 500.000 afectados. La estimación es que, en los próximos años, uno de cada diez personas de más de 50 años la padezcan, cifras que aumentarán al 30 por ciento de más de 65 años, y a una de cada cuatro personas de más de 80 años.
El Institut de la Màcula (Barcelona) es un centro de referencia internacional en la investigación de esta enfermedad. El retinólogo Jordi Monés está investigando las dos variantes de la enfermedad: la exudativa, que sí tiene cura, pero en la que se está trabajando para mejorar los tratamientos ya existentes; y la atrófica, que actualmente no la tiene.
Las investigaciones en esta última variante de la enfermedad se encuentran en una carrera contrarreloj. En la actualidad, ya se está trabajando con resultados esperanzadores en terapias a base de las células madre. Y hay tres vías abiertas: terapias que prevengan la enfermedad, proyectos que la enlentezcan, y terapias que regeneren la retina.
El envejecimiento de la población hace que estas enfermedades sean ya muy prevalentes y tienen una importante repercusión en la vida de las personas ya que dificultan de forma importante su cotidianidad
La DMAE es una enfermedad ocular degenerativa que afecta a la zona de la retina especializada en la visión fina de los detalles y que nos permite leer, distinguir las caras de las personas o conducir.
Se trata de una enfermedad, tal y como ha explicado el Dr. Monés, “en la que existe predisposición genética. Cuando ésta es moderada, existen aceleradores de la enfermedad, como el tabaco, la alimentación alta en grasas y azúcares, el sedentarismo y factores medioambientales: el sol y la oxidación”.
2 formas diferentes
La DMAE atrófica o seca constituye el 85 por ciento de todos los casos de degeneración macular asociada a la edad. Aunque su incidencia es mucho mayor su evolución es más lenta a lo largo de los años, y en la actualidad no tiene cura. No obstante, sí que se recomienda seguir realizando visitas para controlar la evolución de la enfermedad.
Por su parte, la DMAE exudativa, también conocida como húmeda o neovascular, es la forma menos frecuente de degeneración macular asociada a la edad (cerca del 15 por ciento), pero es la que tiene una progresión más rápida. Necesita tratamiento inmediato para evitar que se destruya la visión central de forma irreversible en un periodo corto de tiempo (semanas o meses). Se trata de
un tratamiento con inyecciones intraoculares.
Sobre este tratamiento, el Dr. Monés ha especificado que, siguiendo los protocolos internacionales, el primer año se debe realizar entre 6 y 7 inyecciones intravítreas. A pesar de esta recomendación, hoy en día existen casos en los que se realizan menos inyecciones intraoculares. Una práctica médica que no respalda el Dr. Monés, quien señala que no se debe infratratar, sino realizar las inyecciones
intravítreas necesarias.
“No hay truco, más inyecciones significa más visión”, subraya. Además, ha explicado que se trata de una cura proactiva, que se individualiza para cada paciente, añadiendo más tiempo entre inyecciones
intraoculares progresivamente, hasta encontrar el intervalo adecuado para cada uno con el fin de parar la enfermedad.
En este sentido el especialista insiste en que es imprescindible hacer un tratamiento continuado, y explicárselo así al paciente para que siga las recomendaciones y no baje la guardia.
Entre las medidas que pueden ayudarte a prevenir problemas de salud visual destacan:
Trabajar en ambientes ventilados y siempre que sea posible enfrente de algún espacio abierto.
Evitar los reflejos y las sombras en la pantalla así como la iluminación directa (especialmente de los dispositivos que emiten luz azul) sobre los ojos para reducir la fatiga.
La distancia e inclinación correcta serían: El material de trabajo a 35 y 40 centímetros y el lápiz debe cogerse entre uno y tres centímetros de la punta. Una inclinación de 20 grados evitará reflejos.
Mantenerse erguido es importante. Coloca la espalda y la cabeza recta e intenta tocar con los pies el suelo, y no te retuerzas.
Descansar un mínimo de 5 a 10 minutos por cada hora de trabajo. Es aconsejable que, cada poco tiempo, levantes la mirada y enfoques durante unos segundos algún objeto lejano para relajar la visión.
Ver la tele con la luz encendida, y a la distancia correcta; aproximadamente 7 veces el tamaño de la pantalla, que no debe tener reflejos. Tampoco debemos verla inclinados o estirados en el suelo.
Si para conseguir una buena visión necesitas fijar demasiado la vista o realizar algún guiño, es recomendable acudir al oftalmólogo.
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