El pasado 17 de enero dio el pistoletazo de salida la Semana de la Moda de Berlín, un evento que nos sirve para tomar el pulso a las tendencias. Pero esto no solo se puede hacer a través de los trabajos que los diseñadores presentan sobre la pasarela, sino que fijándonos en todo lo que rodea esta semana de la moda, también podemos extraer interesantes conclusiones.

Y es que en los alrededores de una pasarela de moda se concentran los insiders de la moda aquellas personas que asisten a los desfiles con sus mejores looks. Estas imágenes nos sirven para detectar esas tendencias que no solo se han presentado sobre la pasarela, sino que han trascendido este nivel y han llegado a la calle, de forma que se puede considerar una moda de masas. Estos aficionados a la moda suelen ser los primeros que adelantan este tipo de tendencias y observando con detalle sus estilismos, nosotras también podemos ser de los primeros en interpretarlas. Una de las primeras claves que llaman la atención al primer vistazo es el predominio de los colores neutros. Este tipo de tonos ocupan gran parte de los armarios durante los meses de invierno, sobre todo si hablamos de ciudades donde los termómetros pueden alcanzar temperaturas bajo cero, como es el caso de la capital alemana. Los negros, beis y grises oscuros tiñen el mapa de la moda para esta temporada.

Por otro lado, la vuelta de las tendencias que fueron novedad en los años 200o queda más que confirmada por varios detalles. En primer lugar seguiremos viendo con asiduidad los pantalones cargo, una tendencia con la que se ha atrevido hasta la princesa Leonor. Esta moda suma puntos y se traslada también a las faldas largas, que se decoran con bolsillos laterales. Por último, un complemento de pelo, esa cinta elástica que toda adolescente de aquella época llevó en algún momento.

En cuanto a prendas, los vestidos largos de punto construyen los outfits más minimalistas con un patrón recto que esconde las curvas femeninas. En contrapunto, el estilo working girl sigue estando muy presente con trajes de dos o tres piezas donde el chaleco adquiere un papel protagonista. Los patrones de estas prendas se adaptan a un estilo de vida más cómodo y el tiro de los pantalones se desliza hasta debajo del ombligo. Como novedad, en un estilo completamente diferente, se recupera la falda vaquera larga que triunfó en los años 90. La veremos tanto en el clásico vaquero, como en tonos más oscuros.

El vestido de punto se convierte en uniforme para los días en los que prima la comodidad.

Las tendencias de los años 2000 vienen muy fuerte y detalles como la cinta elástica en el pelo o las gafas pegadas a la cara lo confirman.

Los marrones, negro y grises teñirán la paleta de color esta temporada y solo se romperá con toque de dénim o estampados monográficos.

El estilo de oficinista se adapta a las necesidades actuales y la raya diplomática sigue muy presente.

Esta prenda se recupera de los años 90, una época en la que fue todo un icono. La veremos en vaquero, pero también en negro y en tonos oscuros.

Los colores neutros reinan en todo su esplendor en estilismos monocromáticos en los que las texturas de las prendas cobran protagonismo.

Un abrigo negro largo y unas botas altas arrugadas pueden ser tu uniforme para los días de no parar.

El rojo se impone como nota de color y se introduce en los estilismos más formales.

Junto a los colores neutros, abrigos y botas metalizadas también tendrán su lugar esta temporada.

Las prendas holgadas conviven con nosotros desde que conquistaron su territorio en la pandemia. No nos olvidamos de ellas, creando estilismos cómodos como este.